miércoles, 30 de mayo de 2012

4 y mosca



Esto lo hago para no pensar, y qué estoy haciendo? pensando.
Acá es cuando pienso en no pensar, en parar, en dejar de que todo pase. Pienso en dejar de pensar.
Las 4 en punto. Arriba de la cama, que se tambalea como mis ganas de parar. El pan de mi sándwich está tan frío como el anillo de mi mano izquierda que está lleno de promesas falsas que no sirven ni siquiera para abrigar al más iluso del planeta.
No tengo hambre, no quiero comer, pero mi cuerpo no tiene la culpa de lo que hace mi cabeza. Al menos estoy lo suficientemente lucida como para darme cuenta de ello.
Siempre odié tomar agua con la comida pero ahora no me molesta en lo absoluto. Es más, esa mosca está disfrutando mucho más que yo la mitad del sandwich que está ahí arriba.
Me intriga tanto esta vida, o yo me intrigo, o los demás, o nadie, o no sé.
Mi perro no me intriga, es tan transparente como esos ojitos grandes y marrones que tiene. Nunca deja de regalarme sonrisas. No sé porque es tan bueno y tan fiel conmigo.
El solitario me hace sentir tonta. tonta y patética. Pero es buena compañía después de todo.
No se a que quiero llegar. De verdad debería sacar esa mosca de ahí. Que buena mezcla para generar un mal momento.
Tercer pucho, ya (o recién) son las 4 y cuarto.
Será que no entienden nada? o quizás yo esté muy errada. No sé. Siempre me dicen una cosa, pero piensan otra. Ojalá escaparan un poco de esa estructura que tienen, y vivieran un poco más. Bah, viven a su manera, pero no brillan. Al menos no de la forma que a mi parecer está bien.
A veces de verdad creo que soy boluda. Pero es que no quiero dejar de creer en todo, pero no paro de suspirar con cada detalle negro que noto en cualquier lado al que mire. De verdad yo creo en que las cosas van a cambiar. De todas formas voy a seguir, no importa.
No woman no cry. Que fácil la hace Bob eh.
Me arden los ojos. me pesan las manos, y no tengo más que una red de cosas en mi psiquis.
No quiero estar en esta casa, que no es mía.
No quiero estar sola, sin mi familia.
Quiero dejar de borrar todo lo que escribo.
Debería prender otro cigarrillo.
Creo que maté a la mosca.
Y mi celular no quiere sonar bajo ningún punto de vista.

La mosca no murio al final. sobrevivio para hacerme compañía.
Tengo miedo de ser así por el resto de mi vida, y no poder controlarlo. Tengo miedo de quien soy. A nadie le gusta las personas que se enriedan con su propia mente.
No sé que función cumplo acá, allá o en ningún lugar.
Y acá termino. De la misma manera como empecé. Aunque algo cambió. Tengo la mitad de un sandwich, varios puchos menos, el tiempo pasó y la cabeza a punto de explotar.


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